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Leyenda del duende de la casa en la calle Almonas

Leyenda del duende de la casa en la calle Almonas

Cuenta la leyenda que todo empezó con la repartición de bienes que heredaban dos hermanos, parientes de Don Fernando de Cárcamo, primero caballero y posteriormente fraile. Los padres de dichos hermanos quisieron arreglarlo de la mejor forma posible, dejando más legado a su hija y menos a su hijo varón, ya que este poseía varias y notables rentas. Pese a las explicaciones pertinentes de los padres, el hijo varón no entendió aquella forma de repartir la herencia, su hermana nunca quiso escuchar la petición de su hermano y se negó a rectificar las últimas voluntades de sus padres. Así que la hermana se retiro a vivir a una casa en la calle almonas, recién heredada. A partir de ese momento su hermano se hizo la promesa de matar a su propia hermana, guiado por la codicia.

Cuenta la leyenda que en aquella nueva casa a la hermana se le aparecía un duende, el cual intentaba cortejarla insistiendo con frecuencia sobre sus buenas intenciones, para lo que conversaba con ella durante horas sobre teología o el conocimiento de los cielos. Mientras, su confesor le advertía sobre que no debía escuchar a aquel espíritu o demonio.

duendes

Los rumores sobre dicho duende y lo que acontecía en aquella casa fueron recorriendo todos los rincones de Córdoba. También se dice que en diferentes ocasiones, cuando el hermano de la señora se aproximaba a la casa con intenciones de asesinarla, el duende alertaba a toda la población de los alrededores, creando grandes escándalos en su interior para que infinidad de ojos se posaran en aquella casa y no ocurriera nada.

Pero llegó un momento en el que la buena señora ya no aguantaba más aquellas habladurías e insistencia de aquel ser o duende, optando por trasladarse a otra residencia pese a la insistencia del mismo en que se quedara, ya que los duendes que habitan en los hogares no pueden salir de ellos. Al poco tiempo se trasladó a las cercanías del colegio de San Roque, frente a la Catedral.
Una Nochebuena, la señora fue asesinada por su hermano en plena calle, pero nadie vio al asesino, cumpliendo así su promesa de dar muerte a su propia sangre. Pasando todas las propiedades a su nombre.

Durante mucho tiempo intento sacar una renta a la casa del duende, pero con tantos rumores le era imposible arrendarla por miedo a aquel pequeño ser que aun debía habitar en ella. Sin pensarlo dos veces, y antes de dejarla envejecer, él se mudo a la casa. A los tres años de su mudanza, los vecinos avisaron a las autoridades de que la puerta hacia varios días que permanecía cerrada. Al abrirla se encontraron con el señor colgado de una soga, a su lado un pequeño ser que al ver la entrada de las autoridades desapareció de aquel lugar. Gracias a la visión de aquel ser, el cuerpo del hombre pudo ser enterrado en campo santo, ya que no se contemplo su muerte como suicidio si no como un asesinato…

Calle_Almonas

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